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1. Ser madre, y lo digo como esposo y padre, es vivir la vida con alguien que si conoce los valores que DIOS regala, hace de ella un ejercicio de AMOR. El beneficiario es el hijo para quien y por quien vive la madre, que será un hombre de provecho más adelante, creciendo, si tiene la realidad de un hogar conformado por una moral intachable. Ahora bien, cuando la madre es abuela vuelca todas sus virtudes adquiridas al educar al fruto de su vientre. Esa abuela es una fortuna que DIOS tambien obsequia a diario, y quien tiene nietos, sabe los felices que son con las que tanto alegran la vida. Es una experiencia maravillosa, de origen sin dudas celestial, y cuando nos toque partir hacia la resurrección, qué fuerza interior ayudará para que la abuela, en este caso, llegue a la casa de DIOS.

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   Comentar por Elias Ruben Matusevich | 3 octubre, 2014 | Responder

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